Décima
AMOR QUE NO TIENE CURA Mira a ese santo varón, soberbio, viril y erguido, con su flecha de Cupido clavada en mi corazón, hermosa disposición de dos cuerpos que se encuentran, almas que salen y entran, felices, no disimulan, y se abrazan y copulan y en su infinito se adentran... Jesús María Bustelo Acevedo